miércoles, 2 de marzo de 2011

ENTRE PÁRRAFOS

Guillermo desprecia precipitadamente sus sueños. En el que acaba de terminar, contraviniendo todas las reglas y conduciéndose bajo los efectos del alcohol, ha circulado en sentido contrario y provocado una masacre, atropellando muchas palabras y frases inocentes. Tras ser detenido, es conducido a juicio. Un tribunal popular le condena a privación de lápiz, papel y de libertad para garabatear. Una vez en su celda se agarra a un clavo no ardiente con el que escribe hasta agotar las paredes. Cuando los carceleros de papel se percatan del hecho le colocan una camisa de fuerza. Recurre al relato oral que repite como un miserere, hasta que le enfundan la boca con un bozal con silenciador. Cuando solo le queda el pensamiento, se despierta.

.....Se dirige hasta un café donde Isabel, sentada tras una humeante taza ante un velador de mármol, lee un libro. Ordenan otro café bien cargado. El amargor del café le retrotrae al sueño.
.....—Isa, ¿Qué opinas tú de esto?—paranoico.
.....—¿Qué opino yo… de qué?—paciente.
.....—Del párrafo precedente—angustiado.
.....—Non capisco. Dis-moi—tranquila.
.....—Ah, claro, perdona. No puedes verlo sin salir de este párrafo. Mira arriba.
.....Y comienzan ambos ≪Guillermo desprecia precipitadamente…etc., etc.…≫
.....— Ya veo. Has soñado con tus secuencias consuetudinarias, con tus consecuencias. —dice ella calmadamente.
.....—Vale, de acuerdo ¿pero qué crees tú que hacemos en este segundo párrafo?
.....—Vivimos de lo que leemos y nos leen. No te preguntes que hacemos, sino qué nacemos. En el primer párrafo tienes un lector, en el segundo lo retienes.
.....—¿Crees que lo estamos consiguiendo?
.....—Eso solo se puede comprobar desde fuera. Salgamos de este párrafo.

.....Salen del café. Es un día festivo, soleado pero muy frío. Pasean encogidos dentro de sus gabanes. Atraviesan una plaza entre una gran algarabía de niños que corren de un lado a otro caóticamente. Isabel escucha y mira todo a su alrededor con mirada creativa. Hace fotos. Toma notas. Guillermo escucha y mira lo que hace Isa. Cruzan sus miradas, sonríen. Estallan en carcajadas.
.....—¿Sabes que me pide este párrafo? ¡Adivínalo!
.....—Que nos tomamos un vermut ahí mismo—señalando una mesa libre tras un cristal.
.....—¡Bingo!
.....Se sientan.
.....—¿Desean los señores?—les mira un camarero con chaquetilla blanca y pajarita.
.....—¡Martini!—los dos al unísono. La pajarilla se desequilibra sobre la nuez del camarero.
.....—¡Rosso!—dice Isabel.
.....—¡Bianco!—dice Guillermo.
.....—Ahora me temo que no vamos a poder seguir reteniendo al lector que nacimos en el primer párrafo.
.....—No sé. Podríamos abandonarlo aquí, dejarle un final abierto. O volver para corregir todo al primer párrafo y dejarlo en un limbo cíclico.
.....—¡Eso sí que no! Esto se acaba así y punto. Que le den al lector. ¿Lo borramos todo? ¿Para que sirve toda esta mierda?
.....—Al lector lo tenemos en el primer párrafo, lo retenemos en el segundo. Pues está claro, en el tercero, lo entretenemos.
.....—Estamos jodidos….
[Fundido en negro…mientras sus voces se acallan poco a poco]

4 comentarios:

  1. Qué divertido Guillermo es como un juego de rol super-verosímil. Impecable redactado, como siempre.

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  2. Qué encanto de relato. Perdidos entre parrafos intentado autoendenderse.

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  3. Paranoico, paciente, angustiado, tranquila, ja, ja, ja,

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  4. Hola, somos los dos personajes que se mueven entre el fragor de las letras y la frases. ¿mola, eh?

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